LUCIOUS DANTEN
Cuentan que hace mucho, mucho tiempo… las lágrimas brotaban
de mis ojos, mi rostro reflejaba miedo, asombro, arrepentimiento…
Me había convertido en un monstruo. No me malinterpreten, no
soy mala gente, pero el poder… El poder transforma a las personas, el poder
corrompe, el poder y la codicia, el ansia por conseguir más poder… El ansia del hombre hacia la superioridad es
insaciable, el hombre es estúpido, yo soy estúpido. He creído en un imposible,
he intentado hacerlo posible a costa de la seguridad de las personas a las que
amo o a las personas a las que creía amar. Lo único que he sacado de bueno de
esta experiencia es una estúpida moraleja; nunca conoces del todo a una persona,
siempre te oculta algo…
Me llamo Lucio, siempre he sido un chico marginado, apartado socialmente, un escombro de la sociedad… La gente me miraba y cuchicheaba cosas a mis espaldas, soy ‘’el raro’’. Mis padres murieron hace años, vivo con mis abuelos, son buena gente, me acogieron cuando ellos se marcharon, un accidente de coche, como no. Desde entonces no soy el mismo, me he apartado del mundo, vivo en mi burbuja… En un tremendo agujero de soledad, angustia y dolor, sobretodo dolor…
Un día paseaba inmerso en mis pensamientos, pensaba en ¿para qué querría yo vivir? No tenía nada por lo que luchar. Parecía caminar sin rumbo, pero en el fondo, yo sabía a dónde me dirigía, dónde terminaría mi trayecto, mi sufrimiento… Llegué a mi destino, me planté firme, frente a un viejo pozo abandonado a las afueras del pueblo, en un campo solitario alejado de la mano de Dios. Sabía lo que quería hacer, en el fondo no quería, pero algo me impulsaba a hacerlo. Pensar que un paso, un simple movimiento de piernas me haría dejar de estar vivo, que dejaría de existir, en fin, un chico menos en el mundo, no era para tanto…
Un instante que se me hizo eterno, un cuerpo precipitándose al vacío, cerré los ojos con todas mis fuerzas, me despedí del mundo, de todo mi sufrimiento, adiós mundo cruel, y después… Nada… No sentí nada… Abrí los ojos, solo veía un fondo oscuro, pero, podía tocar las paredes de lo que creía que iba a ser mi tumba, no podía creerlo, estaba suspendido en el aire… En ésa espesa oscuridad distinguí dos siluetas, un hombre y una mujer, mis padres, mis padres, ellos, estaban ahí, delante de mí, ¿Es que estaba ya muerto? No, no lo creo, la emoción y el miedo por ignorar lo que estaba pasando escaparon a través de unas lagrimitas que se deslizaban lentamente por mis mejillas y un grito de angustia salía de mi boca…
-¿De verdad que crees que es esto lo que crees que queremos hijo?
-Ma… ¿Mamá?
-Hijo, sabemos que llevas una vida dura, te observamos en todo momento, pero créenos cuando te decimos que ésa no es la solución, ésa es la última salida de cobarde, nosotros no tenemos un hijo cobarde, y sabemos que aunque sientas que todo a tu alrededor es oscuridad, tu corazón seguirá siendo cobijo de una potente luz, por eso te llamamos Lucio… Te concederemos el poder de un elemento, úsalo bien, no hagas daño aprovechándote de él, y sobre todo, recuerda siempre tu nombre…
-Pero mamá, papá, vosotros, ¿cómo habéis…?
Ya no estaban, se desvanecieron dejándome sólo otra vez, pero esta vez era distinto, veía un círculo de luz a mucha distancia sobre mi cabeza. ¿Qué eran ésa sarta de bobadas que me soltaron sobre el poder del elemento? No lo sabía, pero tenía que salir de ese horrible pozo que había sido durante unos minutos el lugar donde creía que iba a morir… Abrí las manos y puse toda mi fe en que algo extraordinario iba a pasar, sucedió, no sé muy bien cómo explicarlo pero, de mis manos, brotaron estalactitas ascendientes de hielo, si, ése era mi elemento, yo, Lucio Danten tenía el don del hielo.
Me llamo Lucio, siempre he sido un chico marginado, apartado socialmente, un escombro de la sociedad… La gente me miraba y cuchicheaba cosas a mis espaldas, soy ‘’el raro’’. Mis padres murieron hace años, vivo con mis abuelos, son buena gente, me acogieron cuando ellos se marcharon, un accidente de coche, como no. Desde entonces no soy el mismo, me he apartado del mundo, vivo en mi burbuja… En un tremendo agujero de soledad, angustia y dolor, sobretodo dolor…
Un día paseaba inmerso en mis pensamientos, pensaba en ¿para qué querría yo vivir? No tenía nada por lo que luchar. Parecía caminar sin rumbo, pero en el fondo, yo sabía a dónde me dirigía, dónde terminaría mi trayecto, mi sufrimiento… Llegué a mi destino, me planté firme, frente a un viejo pozo abandonado a las afueras del pueblo, en un campo solitario alejado de la mano de Dios. Sabía lo que quería hacer, en el fondo no quería, pero algo me impulsaba a hacerlo. Pensar que un paso, un simple movimiento de piernas me haría dejar de estar vivo, que dejaría de existir, en fin, un chico menos en el mundo, no era para tanto…
Un instante que se me hizo eterno, un cuerpo precipitándose al vacío, cerré los ojos con todas mis fuerzas, me despedí del mundo, de todo mi sufrimiento, adiós mundo cruel, y después… Nada… No sentí nada… Abrí los ojos, solo veía un fondo oscuro, pero, podía tocar las paredes de lo que creía que iba a ser mi tumba, no podía creerlo, estaba suspendido en el aire… En ésa espesa oscuridad distinguí dos siluetas, un hombre y una mujer, mis padres, mis padres, ellos, estaban ahí, delante de mí, ¿Es que estaba ya muerto? No, no lo creo, la emoción y el miedo por ignorar lo que estaba pasando escaparon a través de unas lagrimitas que se deslizaban lentamente por mis mejillas y un grito de angustia salía de mi boca…
-¿De verdad que crees que es esto lo que crees que queremos hijo?
-Ma… ¿Mamá?
-Hijo, sabemos que llevas una vida dura, te observamos en todo momento, pero créenos cuando te decimos que ésa no es la solución, ésa es la última salida de cobarde, nosotros no tenemos un hijo cobarde, y sabemos que aunque sientas que todo a tu alrededor es oscuridad, tu corazón seguirá siendo cobijo de una potente luz, por eso te llamamos Lucio… Te concederemos el poder de un elemento, úsalo bien, no hagas daño aprovechándote de él, y sobre todo, recuerda siempre tu nombre…
-Pero mamá, papá, vosotros, ¿cómo habéis…?
Ya no estaban, se desvanecieron dejándome sólo otra vez, pero esta vez era distinto, veía un círculo de luz a mucha distancia sobre mi cabeza. ¿Qué eran ésa sarta de bobadas que me soltaron sobre el poder del elemento? No lo sabía, pero tenía que salir de ese horrible pozo que había sido durante unos minutos el lugar donde creía que iba a morir… Abrí las manos y puse toda mi fe en que algo extraordinario iba a pasar, sucedió, no sé muy bien cómo explicarlo pero, de mis manos, brotaron estalactitas ascendientes de hielo, si, ése era mi elemento, yo, Lucio Danten tenía el don del hielo.
Lancé una columna de hielo hacia el borde de la salida para
poder aferrarme a ella y escalar hasta salir de mi propio infierno, así lo
hice, era libre, volvía a estar fuera, nadie se percató de lo que me sucedió
aquella noche, pero yo, yo no volví a ser el mismo, me sentía más vivo que
nunca…
Volví a ir al instituto, y me aproveché de mi don para ganar popularidad y amigos, al principio la gente sintió miedo, pero poco a poco, veían que yo no era una amenaza para nadie, que solo quería dejar de estar solo. En menos de una semana era conocido por todo el país pero no como ‘’el raro’’ si no como ‘’el especial’’ y dejé atrás mi soledad, tenía amigos, amigos de verdad, o eso creía yo…
Con el tiempo me fui dando cuenta de que la gente no sentía ningún aprecio por mí, sencillamente me veían como un puñetero mono de feria, se aprovechaban de mi, en ningún momento se preocuparon por mí, sencillamente me tenían miedo… Así que era eso… Bien, pues ahora iban a tener un buen motivo para temerme, para sentir pavor hacia mí…
Volví a ir al instituto, y me aproveché de mi don para ganar popularidad y amigos, al principio la gente sintió miedo, pero poco a poco, veían que yo no era una amenaza para nadie, que solo quería dejar de estar solo. En menos de una semana era conocido por todo el país pero no como ‘’el raro’’ si no como ‘’el especial’’ y dejé atrás mi soledad, tenía amigos, amigos de verdad, o eso creía yo…
Con el tiempo me fui dando cuenta de que la gente no sentía ningún aprecio por mí, sencillamente me veían como un puñetero mono de feria, se aprovechaban de mi, en ningún momento se preocuparon por mí, sencillamente me tenían miedo… Así que era eso… Bien, pues ahora iban a tener un buen motivo para temerme, para sentir pavor hacia mí…
Me armé de irá, de furia, usé todos los recuerdos dolorosos
que sentía y los transformé en poder, en fuerza, hasta que éstos se apoderaron
de mí, convertí mi ciudad en un maldito infierno blanco, gente atravesada por
hojas de hielo fino, todo se abría a mi paso, todo era destruido si se oponía
en mi camino, hielo tintado de rojo, con dolor, con sangre inocente, estaba en
un estado de frenesí incontrolable…
Por fin abrí los ojos y me di cuenta de lo que había hecho, me di cuenta de que hice justamente lo que mis padres me dijeron que no hiciera, lo había hecho todo mal, todo.
Caí desplomado sobre mis rodillas, y las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, no era yo, el poder me corrompió, era un monstruo, mi existencia no era más que una máquina de muerte, me acerque la mano al lateral de mi frente, recé una última oración, y sentí como un filo de hielo atravesaba mi cabeza, mis pensamientos y terminaba con mi dolor poniendo fin a ésa supuesta luz interior… Lo siento Mamá…
Por fin abrí los ojos y me di cuenta de lo que había hecho, me di cuenta de que hice justamente lo que mis padres me dijeron que no hiciera, lo había hecho todo mal, todo.
Caí desplomado sobre mis rodillas, y las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, no era yo, el poder me corrompió, era un monstruo, mi existencia no era más que una máquina de muerte, me acerque la mano al lateral de mi frente, recé una última oración, y sentí como un filo de hielo atravesaba mi cabeza, mis pensamientos y terminaba con mi dolor poniendo fin a ésa supuesta luz interior… Lo siento Mamá…
Ivan Herzog
Anthony Pacheco
Bogdan Ciobanu
Yeray Leon
Sergi Gamez
Anthony Pacheco
Bogdan Ciobanu
Yeray Leon
Sergi Gamez
No hay comentarios:
Publicar un comentario