ÚLTIMAS TARDES CON
TERESA
(Parte final (últimos 4 capítulos), descripción de los lugares)
Capitulo: El lento deterioro del mito trajo sus delicias:
La mayor
parte del capítulo transcurre por las calles animadas de Barcelona y en casa de
los Bori que son de cierta clase alta. En la pagina 401 se describe el ático de
los Bori, es muy lujoso pero bastante caótico ya que está lleno de folletos de
marketing por un lado y de cerámicas y cuadros por otro lado.
Pág. 401:“Los Bori
vivían en el barrio gótico, muy cerca de la catedral”
“en un ático confortable y lujoso, pero en
cierto modo caótico: de un lado, cerámicas y pintura informalista, literatura engagée, reproducciones de Picasso”
“de otro, una sorprendente profusión de
folletos y catálogos de publicaciones sobre sistemas de venta y controla
administrativo, libros…”
Ese mismo capítulo después de estar en casa
de los Bori, decidieron salir a tomar
algo. Ese día era la fiesta mayor, en la pagina 404 te explica lo animada que
estaba la calle
Pág. 404:
“En la plaza Shanllehy había un gran entoldado con baile y atracciones”,
después de comprarse helados se sentaron en una terraza a tomar algo “en la
terraza de una pequeña taberna y pidieron unos cuba-libres.”
Es ahí cuando
te explica cómo era todo lo que les rodeaba (como era la calle, como estaba
decorada, como se divertía la gente…) tal y como te lo describe se podría decir
que están en una zona donde la clase social es trabajadora y no muy adinerada, “un techo de papelitos y bombillas de colores; en el centro, arrimando a la
pared de un convento de monjas, el tablado de la orquestra” “en la puerta de
sus casas los vecinos sentados en sillas y mirando bailar las parejas, el
constante ir y venir de la gente”
Ya
finalizando la fiesta solo quedaron Teresa y Manolo, que bailaban hasta que
decidieron marcharse calle abajo, la cual estaba llena de colores entre las
serpentinas, los faroles y otras cosas que hacían que la calle se llenase de
colores.
Pág. 409:
“se alejaron lentamente calle abajo, en medio de una selva multicolor de
serpentinas que colgaban de los faroles y del techo de papelitos y de
guirnaldas estremecidos por la brisa, mientras pisaban la muelle alfombra de
confeti”.
Capitulo: A la lívida claridad:
El capitulo
empieza situándote en que hora nos encontramos, como será el día y donde están
ahora mismo los dos enamorados los cuales se han enterado de una noticia poco
agradable:
Pág. 415:
“A la lívida claridad de las cinco de la mañana, las ventanas iluminadas
de clínica sugerían un silencio atónito.
Los tonos grises, malva y ocre estaban ya visiblemente resignados a madurar en
el Paseo de la Bonanova, como cada año, y era casi seguro que el sol no
conseguiría hoy abrirse paso entre las nubes.”
También
describe los alrededores de la clínica en la cual Maruja ha fallecido.
Pág. 415:
“Ellos miraban el jardín, donde las latas palmeras rendían sus flecos como
garfios bajo un cielo plomizo, miraron después los faroles todavía encendidos
en el Paseo, los bancos de madera, los arboles, un tranvía arrastrándose los
raíles como un gusano de luz.”
La próxima
escena que describe es el entierro de maruja, en el cual el tiempo no acompaña
mucho ya que está nublado y parece que haya llovido.
Pág. 417: “El
entierro fue intimo y rápido, a causa tal vez de la llovizna que empezó a caer
por la mañana y que acompaño a la negra comitiva”, “Las nubes, el asfalto
mojado, las calles y los rostros se confundían tras la ceniza gris que caía
blandamente del cielo”
En la página
425 se describe los exteriores de la Villa por la noche, que fue cuando manolo
llego a la mansión en Blanes.
Pág. 425:
“La Villa estaba silenciosa, ninguna luz en las ventanas ni en la terraza. La
noche era más oscura que otras muchas que él guardaba amorosamente en la
memoria y la gran mansión tenía un aspecto más imponente, una estructura más
confusa y más austera que la que el recordaba, próxima y a la vez distante en
medio de la oscuridad”.
Más tarde de no ver ningún indicio sobre
teresa, decide irse a la playa, la cual es muy grande pero está desierta y solo
está iluminada por la luz de las estrellas como describe Marsé en la pagina
427.
Pág. 427: “dirigió sus pasos hacia la extensa y desierta playa,
iluminada apenas por la agonía azul de las estrellas. Hacía frio, las olas
rompían con impactos sordos a lo largo se deslizaban mas allá, alejándose con
un eco cada vez más tenue.”
Capitulo: Bajo el sol de media noche:
Solo empezar
el capitulo Manolo se encuentra nadando en el mar, que está calmado. Marsé lo
describe todo muy tranquilo como si estuviese olvidado o apartado del mundo.
Pág. 447: “el
sol de medianoche, en las quietas aguas privadas flota olvidado un cisne de
goma. Con su vientre lleno de aire se desliza lentamente por la estela plateada
de la luna, da vueltas sobre sí mismo, desorientado, gracioso e indiferente,
movido por contradictorias corrientes marinas y epidérmicos escalofríos,
obedeciendo mandatos remotos y extraños que provienen de alta mar.”
Luego
describe la soledad de la Villa en medio de ese bosque de pinos que lo rodea.
Pág. 447:
“Solo un reverberante espíritu de glaciar, inhóspito, insólitamente ártico, se
derrama ahora sobre la Villa y sus alrededores blanqueando el verde profundo de
los pinos y las arenas de la playa.”
Capitulo: La mañana vibra:
Este ultimo
capitulo explica la salida de Manolo de la cárcel. Al salir a la calle lo
encuentra todo muy movido ya que era domingo y la ciudad estaba a rebosar de
gente.
Pág. 465: “Los
andenes de las estaciones y las paradas de autobús están atestadas de gente que
se empuja, se apiña, vocifera. Hombres y mujeres forman largas y convulsas
colas en la calle Trafalgar.”
Después de la
cárcel, Manolo había cambiado mucho y un claro ejemplo de ese cambio radical
era cuando entro en el Saint-Germain. Y que Marsé nos lo describe así:
Pág. 467:
“Pero lo que más llamaba la atención era el corte de pelo brutal e ignominioso
que lucía su cabeza: nuca y patillas peladas deplorablemente evocaban cierto
oscuro régimen disciplinario. La expresión de su rostro, mientras contemplaba
de nuevo el cuadro de Encarna, mostraba una calma desdeñosa y remota: algo de
una impaciencia consumida, aniquilada, flotaba ahora en torno a su cabeza y
hombros ligeramente rendidos.”
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