Monólogo
de cumpleaños
Las fiestas de cumpleaños siempre suelen ser iguales, que
si regalos, que si todo el mundo felicitándote y dándote besos, que si bromitas...
después está lo de la comida, que siempre es la misma, los bocadillos de
nocilla y los de jamos dulce, los refrescos que siempre terminaban pringándolo todo
y no nos podemos olvidar de las patatas, que alguien termina tirándoselas a
otra persona. A continuación viene el pastel con sus velitas, que si no las
apagas todas de una vez, no se te va a cumplir el deseo, que ya me diréis a
quien se le ha cumplido alguna vez un deseo que ha pedido en su cumpleaños…
pero bueno eso es lo de menos, ahora viene la típica piñata que es una ¡MIERDA!
Todo el mundo ahí debajo de un trozo de cartón con regalitos dentro, que vaya
regalitos… y además ¡que se te caen encima!
Sobre lo de las bromitas… hay veces que no tienen gracia,
por ejemplo, un año en mi cumpleaños al ir a soplar las velas, me quede
sorprendida porque yo soplaba y se apagaban, pero se volvían a encender y yo
soplaba y soplaba y siempre se volvían a
encender. En resumen, las fiestas de cumpleaños tienen que cambiar, no pueden
seguir así…
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